A mi niña no le gusta incomodarse. A nadie le gusta; pero a mi niña, menos que al resto del mundo. Y es como la princesa del cuento de
La princesa y el guisante, que se incomodó con el guisante debajo de veinte colchones. (Podría pensarse que así son los bebés, pero conozco otros bebés... no he pasado una noche cuidando a ningún otro, pero conozco algunos.) A mi B, parece como si cualquier cambio de una cosa a otra, le incomodara. Pero también es muy resistente; es a prueba de fallos de papás primerizos y mamá poco habilidosa.
Lo que se hereda no se hurta. Unas por otras.
Silvia Parque
Tu niña es muy buena si te deja tiempo para el blog. Un beso.
ResponderEliminarSí, Susana, es requetebuena: duerme como bendita cuando duerme, y sí duerme lo que es debido, la verdad :) Estoy muy cansada y se me dificulta organizarme para volver a la normalidad, pero a ella, más no se le puede pedir. Yo quisiera que llorara con menos cara de sufrimiento, pero en parte supongo que esa "cara de sufrimiento" es mi interpretación, en parte supongo que se le pasará pronto...
EliminarUn beso.