Decía al mayordomo, la señora del comercial: "Jaaaimeee, el niño tiene sed, y no hay naranjas". Y el mayordomo respondía, orgulloso de sí mismo: "Por eso siempre tengo Tang".
El atributo distintivo era que verdaderamente sabía a naranja. En un Selecciones viejo, encontré un anuncio donde prácticamente se invitaba a hacerlo pasar por el sabor del jugo. Ahora que nuestros paladares conocen tanto, no lo creeríamos; pero si se le compara con el Fla.vor.aid y el Kool.aid, en tiempos en que no había otra cosa, puede que compráramos el ofrecimiento.
Lo elijo siempre.
Silvia Parque
Yo de pequeña también tomaba tang :) Ahora no lo tomaría...
ResponderEliminarEn mi casa, sobre todo había Coca Cola; a veces, para variar, Kool aid; pero el Tang me gustaba más :)
EliminarYo, como soy mayor que tú, limito los sabores casi a dos: vainilla y chocolate. En aquellos helados que tenías que fijarte en los colores para terminar de adivinar los sabores. Si eran polos, les pegabas dos chupadas y se te quedaba solo el hielo.
ResponderEliminarBesos.
Los sabores de la niñez dejan impronta :)
EliminarLa vida era más sencilla con menos opciones, pero me gusta la complicación de la variedad ;D
¡Besos, Macondo!