La verdad es que era un mundo muy apretado, en el que era difícil hablar con confianza y había vías de comunicación completamente cerradas para quien no tuviera sombreros muy altos con cuatro plumas de aves exóticas.
El mundo cambió. La soltura fue abriéndose paso. Cuando ya casi nadie usaba sombreros y los días parecían más soleados y menos calurosos, los nuevos tiempos pintaban bien.
Hasta que alguien extrañó el respeto que una vez estuvo por ahí, entre las viejas formas. Nadie tenía nada contra él, pero al parecer, se fue junto con todo lo demás. Este alguien lo buscó, pero todavía no lo encuentra.
Silvia Parque
Qué razøn tienes. Un beso.
ResponderEliminarUn relatito con la verdad vestida de exageración, ¡pero es que a veces se ven unas cosas!
EliminarUn beso, Susana.