No como con picante, apenas le doy un traguito a algún refresco una vez a la semana, pero el café es mi compañero de trabajo y de ocio. Yo tomo café en las mañanas, después de la comida, por la tarde, en la noche; no todos esos cafés todos los días, pero a cualquier hora, sí. Prescindir de él no es un suplicio pero es difícil. El área común de la oficina se llena del aroma del café recién hecho, a la hora justa de abrir el correo electrónico, a ver qué ha pasado. Y me consuelo y motivo con café frappé por las tardes, especialmente ahora que hay un lugar que los prepara extraordinario junto a mi casa.
Como no me voy a joder, esto abre un abanico de posibilidades para el placer: estoy empezando a ponerle ganas al disfrute del agua, con su combinación exacta de hidrógeno y de oxígeno...
Silvia Parque
Jajajajaja, dispuesta a disfrutar el agua!.
ResponderEliminarLo del café, es peor pensar en dejarlo que dejarlo. Yo también soy cafetera, llevo dos meses sin tomarlo y ya ni lo recuerdo.
Un beso
¡Sí! La verdad es que lo peor es pensar en no tomarlo... como con casi todo lo que hay que moderar o suprimir, ahora que lo veo ;) me alienta que tú ya ni lo recuerdes ;D
Eliminar¡Un beso, Matt!
Como eres! Siempre positiva, nunca negativa jaja.
ResponderEliminarEl café...yo tomo unos tres al día en horarios muy marcados y creo que me costaría sobre todo porque están asociados a determinados momentos que son como de cambio de ritmo en el día, no obstante supongo que no me costaría demasiado prescindir excepto con el de la mañana, sin ese no sé si sabría estar, sobre todo porque no sabría que tomar ¿té? ¿colacao? ¿leche sola? puaj, puaj y puaj
:D es que mejor hallarle el gusto a lo que hay ;D Finalmente, como dice Matt, lo peor es pensar en dejarlo...
EliminarOye, Inma, ¿qué es el colacao? Esta semana he vuelto a oírlo en Cuéntame... ¡Anda! Ya he ido a googlearlo, no tenía ni idea... bueno, sí pensaba que algo así como el chocolate, pero con ese nombre, no me sonaba... ¡pues ya lo sé!