Además, según yo, los dolores son en sí mismos, distintos. Creo que hay dolores que comparten el vecindario siendo aparentemente semejantes, pero en el fondo, muy diferentes:
- El breve dolor que hay en ciertos momentos de un masaje relajante, y el sistemático dolor de algunos masajes reductivos.
- El dolor por haber estado de pie o haber caminado mucho, que es peor si los zapatos eran inadecuados, y el dolor por hacer ejercicio, que a su vez difiere del dolor por haber bailado toda la noche, o del que dejan otras actividades físicas placenteras.
Silvia Parque
Y hay personas que tienen distintos umbrales del dolor; algunos no sienten nada ante un golpe que para otros representa mucho dolor, por ejemplo.
ResponderEliminarEl breve dolor del masaje relajante me encanta, principalmente cuando uno está contracturado de la espalda.
El dolor de estómago, con la vesícula inflamada no se lo deseo a nadie, si lo habré padecido.
El dolor en el interior a veces juega una mala pasada, la angustia y la opresión en el pecho es de los más agudos.
Saludos, Silvia!
¡Oh, sí! Yo aguanto poco, y hay dolores terribles.
EliminarYo el dolor del masaje relajante, si pudiera evitarlo, lo evitaría: pero qué bien se siente apenas segundos después.
A los dolores asociados o enredados con la angustia, hay que sacarles la lengua ;)
¡Saludos!
Es verdad, el dolor puede llegar a gustarte. A mí por ejemplo, el dolor por haber hecho ejercicio me gusta, me hace sentir bien porque me recuerda mi esfuerzo. Lo mismo que el hambre, que puede ser tan molesta, pero tan placentera cuando estás a dieta.
ResponderEliminarBesos!
¡Oh, sí! Esos dolores que le hacen a una crecerse se sienten bien :) pero yo en esos no puedo poner al del hambre: el hambre me pone mal, nunca me pongo a dieta.
Eliminar¡Besos, Telma!