viernes, 21 de febrero de 2014

La cosa más ridícula del mundo

Si todo continúa como está previsto, seré Valerio en Tartufo (de Moliere).

Valerio aparece dos veces en la obra; la primera vez, para enfrentarse, pelear y reconciliarse con su amada enamorada, Mariana. La cosa más ridícula del mundo, justo como suele ser.

   Él: ¿Y qué piensa usted, señorita?
   Ella: No lo sé.
   Él: Buena respuesta. ¿No lo sabe?
   Ella: No.
   Él: ¿No?
   Ella: ¿Qué me aconseja usted, Valerio?
   Él: ¿Yo? Yo le aconsejo que se case con Tartufo.
   Ella. ¿Usted me lo aconseja?
   Él: Sí.
   Ella: ¿De veras?
   Él: De veras. La elección está hecha. ¿Qué quiere que le diga?
   Ella: Bien señor, le agradezco el consejo.
   Él: No creo que le cueste mucho seguirlo.
   Ella: Lo mismo que le ha costado a usted dármelo.
   Él: Yo le he dado mi opinión para complacerla, señorita.
   Ella: Y yo la seguiré para darle gusto señor.

Y como sabrá quien haya leído la obra o visto su representación, siguen dándole gusto al drama, hasta que él hace como que se va, la criada los junta y los tres confabulan. Al final-final, todo termina bien.

Pero en la vida real, al menos después de los treinta años, estos dramitas se arman con todos nuestros defectos y las cosas acaban mal.

¿Qué necesidad de andarnos por las ramas y no decir a la primera lo que pensamos y sentimos, tal como lo pensamos y sentimos? ¿Por qué no preguntar directamente lo que queremos saber y por qué no pedir con claridad lo que estamos queriendo? Por miedosos y para protegernos, por supuesto; pero la vida se pasa muy rápido para tener tanto cuidado con lo que ni siquiera saca sangre.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. ¿Y si no sabes lo que quieres? ¿Y si lo que crees que quieres no es en realidad lo que quieres sino lo que crees que te conviene? ¿Y si ni siquiera te atreves a querer lo que en realidad quieres?

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    1. Si no sabes lo que quieres, no hay manera; si lo que "crees que quieres" no es lo que verdaderamente quieres, sino lo que "crees que te conviene", estás en el mismo caso de no saber lo que quieres, y yo creo que cuando no sabes lo que quieres, es por lo que está en la tercera pregunta que presentas: por no atreverte a querer lo que quieres, que en realidad es: por no atreverte a expresar o pedir -ni siquiera en silencio y a ti misma- lo que sí quieres. Según yo, el querer siempre está ahí, guardado, pero presente; nos afanamos en no escucharlo, en negarlo, en darle la vuelta, en acallarlo compensándonos, pero está ahí.

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  2. Enhorabuena. La vida sería más sencilla si todos dijésemos lo que pensamos. Un beso.

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    1. Eso digo yo. Pero no estoy a favor de decir cualquier cosa que pensamos en cualquier momento a cualquier persona; la transparencia no creo que deba ser siempre, así como no nos quitamos la ropa en cualquier lado, momento o frente a cualquier persona.
      Un beso, Susana :)

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