sábado, 1 de febrero de 2014

Almorzando conmigo

Muchas veces almuerzo (desayuno, como o ceno) sola, pero hoy almorcé conmigo.

Fui a un lugar por el que he pasado durante años, al que siempre quise llegar. Pedí algo sabroso, me fijé en las características que hacen especial al restaurante; pero la mayor parte del tiempo pensé en "lo que sigue". Nada profundo ni dramático; una cosa importante, concreta, que requería definición.

Esas cosas de "hacer la vida" se piensan mejor fuera del espacio cotidiano, no rodeada de los muebles y las ventanas de la habitación en la que se duerme.

Es bueno -a veces aunque no sea bueno, es necesario- hablar con las amigas, leer sobre temas relacionados, consultar especialistas. Pero luego hace falta un momento con una misma, no para darle vueltas a qué se quiere, qué se puede; a las vueltas, al menos yo, no necesito hacerles espacio: se autoprovocan. Hace falta un momento con una misma para decir "esto va a ser", "va a ser así". No para "decidir", que implica considerar opciones, dar esas vueltas -de las que hablo- a las ideas, dejar que se concentre el sentimiento para que tire hacia un lado o hacia otro. Es un momento no para decidir sino para dejar que la decisión sea.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Cuantas veces he tenido ese momento de lucidez, saber que "eso va a ser así" y aún así he tomado decisiones en contra de ese "saber" tratando de torcer su destino. Cuando luego "es" siempre pienso - ¿ves? Lo sabía ¿porqué no me hago caso? -
    No sé si ibas por aquí, pero es lo que me ha provocado tu post.
    Besitos

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    1. Más o menos. Creo que reconozco:
      a) La decisión que una toma, digamos: como acto de la voluntad; a veces en contra de lo que parece coherente, a veces llevada por lo racional, a veces llevada por lo emocional. La decisión "porque quiero" (aunque ese querer sea "porque necesito" o "porque no queda de otra").
      b) Lo que se vislumbra, lo que se sabe porque dos más dos suele dar cuatro, porque el destino casi siempre se manifiesta no en borbotones de sorpresas sino en la consecución de lo que se ha venido configurando. Una sabe, entonces, que algo va a ser de determinada manera. Creo que tú te refieres a esto.
      - Yo me refiero más a dar espacio a que junto con tomar la decisión, la decisión sea, con lo cual una se define por la decisión (una está del lado de la decisión que tomó). Creo que obligadas o por gusto, en la edad adulta tomamos muchas decisiones como en la opción "a", pero creo que no es común darnos un momento cara a cara con la decisión, para verla ya hecha, para acompasarnos con lo que va a traer...
      :) este es uno de los muchos casos en los que el comentario era necesario para redondear la entrada. Gracias.
      ¡¡Besitos, Inma!!

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