La vida tiene esos momentos en los que vuelves a ponerte el saco que habías guardado al terminar el invierno, y encuentras un billete en la bolsa. A veces, incluso, tienes hambre y en lo que consideras la idea de ir por comida, volteas y ves un paquetito bien envuelto, que inmediatamente reconoces como el muffin que no terminaste por la mañana :)
Luego están los tragos a la leche descompuesta. Pero, ¿quién no huele primero lo que se acerca a la boca? ¿Quién no confía en lo que está oliendo, y comprueba con el gusto? Si la culpa no es de la leche...
Silvia Parque
Hay sorpresas buenas y sorpresas malas. Un beso.
ResponderEliminarAsí es :)
EliminarUn beso, Susana.