miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cuando el día va mal

Hoy cometí un error en una tarea en la que había cometido un error ayer, lo que provoca que necesite hacer por tercera ocasión la misma cosa. No tuve a tiempo unos papeles que debía entregar a quien me haría el favor de hacer un  par de trámites. Y con el humor no precisamente alegre, una interacción que pudo ser cualquier cosa, me hizo sentir impulsada a exponer algunos "malestares" que traía guardados. A veces, el día va mal.

"¿Andas llorona, verdad?", me dijo el hombre, en el máximo nivel de tolerancia empática del que es capaz. Cuando el día va mal, lo primero que hay que hacer es reconocer de qué lado está jugando el cuerpo: ¿cansancio? ¿hambre? ¿hormonas de parranda o en guerra? Somos animales. También reaccionamos a la falta de ventilación, de iluminación, etc. Reconocer qué está pasando, tranquiliza y trae a la conciencia que la situación -como todas las situaciones- es transitoria. 

Reconocer lo que pasa por la mente y lo que se escurre entre los afectos, puede ser mucho más complejo, y si el día está yendo mal, no estará una para introspecciones profundas. Pero sí se puede saber: "esto es tristeza y tiene que ver con tal cosa" o "esto es enojo y está ligado a lo que representa tal figura". Una vez hechos los reconocimientos, hay que situarse decidida y claramente del lado de una misma; nada de neutralidad. No importa si una está siendo irracional -aunque es útil reconocer que se está siendo irracional-, no importa si es penoso, patético o injusto: los sentimientos no necesitan justificación ni permiso: son los que son, y nos corresponde comprendernos, consolarnos, apapacharnos y consolarnos por ellos, muchísimo más si no hay otra persona dispuesta a hacerlo.

Así que si el día va mal: va mal. Que haya momentos malos es el precio que pagamos por nuestro libre albedrío. Si una se siente con disposición a buscar alegría, qué bueno; pero si no, bastaría con dejar ser a lo bueno que aparece entre lo malo: si una persona nos sonríe, si cualquier cosa buena se asoma -como que el vecino de arriba suba una canción a su muro de Facebook-: hay que dejarla asomarse. Tal vez una esté en condiciones de recuperar el bienestar. De ser ese el caso, hay que salir del hoyo sin tapujos ni deudas. Al menos yo, durante mucho tiempo, si me había sentido mal, me sentía entre apenada y avergonzada de sentirme bien, como si debiera pagar la culpa de haber estado triste o ansiosa, con un periodo transitorio de semi-tristeza o de desasosiego en el que iría ganándome el bienestar. 

También hay días en que una no está en condiciones de recuperar el bienestar. Suele ser cuando el día va mal en medio de una temporada que toda ella no va bien. Sucede; a unos más que a otros; en unos años más que en otros. Convendría simplemente, si se puede, evitar machacarnos con recriminaciones, búsqueda de explicaciones o inventarios de pérdidas. Dejar que sea lo que está siendo, sin alimentarlo ni apurarlo, dejando que pase, en los dos sentidos de "pasar": ocurrir y transitar.

Silvia Parque 

8 comentarios:

  1. Muy acertado. Qué sabia eres Silvia, a ver si se me pega un poco de tu filosofía.
    Un beso

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    1. ¡Uy, Matt! Me haces sentir bonito. Pienso cosas para ir rumbo a la actitud de tu Mafalda al sol.
      Muchos besos.

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    2. Exactamente esa es la actitud que yo quiero para mi. Es mi Mafalda, la de siempre, con su cabecita llena de ideas, pero está tumbada y relajada bajo el sol.
      Un beso

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  2. Como dices, los sentimientos no tienen justificación ni permiso. Yo ahora estoy en época de transitar. Un beso.

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  3. Uy! Necesitaría otro post para responder a éste.

    Es necesario buscar el porqué a nuestro mal humor, nuestra tristeza o esa inquietud indefinida que se nos instala y hace que nos moleste todo, pero hay que tener cuidado. Buscar los motivos y tratar de aislarlos y ponerlos en cuarentena estaría bien, a veces cuando vas fondeando encuentras cosas que es mejor no remover, buscar los motivos puede a veces empeorar ese estado de ánimo cuando lo indefinido pasa a tener nombre y es muy feo lo que encuentras.
    Corres el peligro además de quedarte ahí, enganchada en el remolino girando en espiral alrededor de sentimientos que no sabes canalizar.
    Todo ésto no rebate tu post en absoluto, con el que estoy de acuerdo, sólo añado que las que somos de mucho analizar y pensar, sabemos que conlleva un riesgo y a veces se convierte en una trampa.
    Besos

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    1. Tienes toda la razón. Buscar causas o motivos puede ser "peligroso" si lo hacemos en modo búsqueda exhaustiva, y si seguimos solas hasta un punto en el que duele o conflictúa mucho. Esta búsqueda habría de ser como un "escaneo" rápido de meras asociaciones...
      Besos, Inma :)

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