Huele a esmalte. No es una reparación profesional -me advierte-.
Es una caja para mis cosas.
De estos objetos se llena mi casa; la recámara.
Hace un par de días, una visita declaró que aquí no hay lo que debe haber en el hogar de una familia. Hay una mesa, donde comemos -respondí- y una cama.
Pero hay más que eso, en realidad, y esas cosas me hacen feliz.
Silvia Parque
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