miércoles, 28 de noviembre de 2012

Conveniencia

Me preparo para la revisión de las carpetas de evidencias y los trabajos finales de uno de los grupos a los que di clase este semestre. La pila es aparatosa. Me preparo, pues, para concluir el ciclo escolar.

Como diablito tentador, una amiga me invita a una exposición; quedamos de vernos en el museo; llego primero, y en lo que la espero, se me acerca una estudiante -la reconozco-; me pregunta si soy Fulana de Tal, si doy en clases en Tal sitio; me dice que a ella todavía no le doy clase, pero que sus compañeras de generación están en mi grupo de Tal-materia. Sonrío, saludo, nos despedimos. No iba a decir: "y ya no te voy a dar clase, porque con este semestre me despido de Tal-sitio".

Lo mío - lo  mío es conocer, y para eso leo, escribo, converso; como profesora, me pagan por hacerlo. He ido agarrándole el modo a la práctica, de modo que me siento como pez en el agua. Además, con los universitarios se trata de compartir un interés común: de platicar de lo que a una le gusta, de contar lo que una ha estado pensando -encima, se puede hacer con una taza de café-. No obstante, para conocer hay otros espacios, y se me abrió la puerta de uno de ellos, donde hago cosas que disfruto tanto como lo que más disfrute de la docencia. Las tareas en sí mismas, pues, son tan buenas en un lugar como en otro; pero con las clases me doy un gusto redondito porque en eso estoy en mi zona de confort y soy tratada como una invitada.

Ahora, sin embargo, pienso "qué me conviene", además de en "cómo estoy más a gusto".

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Es una lástima que dejes la docencia que tanto te aporta. Creo que tienes que meditar bien tu decisión. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que le he dado vueltas con la cabeza y con el corazón; como es la docencia lo que estoy dejando, me explayo en hablar de eso, pero la verdad es que también amo lo que hago en mi nuevo trabajo: la diferencia es de comodidad: en mi nuevo trabajo prácticamente todo es un reto, y a veces un reto enorme, además de que son ocho horas de lunes a viernes; sin embargo, a la hora de recibir el pago económico, de la posibilidad de -pronto- tener prestaciones, lo que pierdo en comodidad se ve bien compensado... yo creo que es cosa del miedito a lo nuevo, pero mi intuición -que es la que finalmente decide- me dice que es hora de lo nuevo :)
      Un beso, Susana

      Eliminar
  2. Con el comentario a Susana más o menos termino de entender los pros y las contras de tus dos posibilidades, sin embargo no diré nada, es una cuestión tan personal. Sólo una cosa, ante la duda, sigue tu instinto, que creo que es justamente lo que estás haciendo, a veces por cuestión de comodidad y por miedo a lo desconocido nos perdemos grandes cosas, hay que ser valiente y un poco aventurera para lanzarse hacia lo nuevo.
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu comentario llega como tañido de campanita, Inmagina; ¡gracias!
      Efectivamente, me guío por mi intuición. Toca lanzarme a lo nuevo :)

      Eliminar