El día de hoy tuvimos una comida ofrecida por la organización de la que formo parte. La anfitriona, nada menos que mi jefa directa, toma el micrófono y nos comunica que todo el que acude a Tal Lugar, pasa a la plaza de toros. Es la esposa de un torero, y es el rancho de la familia de su esposo. Me levanto y camino junto con todos. Le digo a mis compañeras que "yo no puedo"; una de ellas me dice: "no te preocupes, alguien se va a disfrazar de toro y vamos a jugar"; le contesto "es que no me gusta", porque no quiero jugar a que toreo, ni ver que otros juegan a que lo hacen. Pero nadie iba a disfrazarse. Me dice mi compañera que puedo decir que voy al baño. Pero no. ¿Por qué habría de esconder que no participo en la fiesta brava, ni como espectadora, ni de otra forma? ¿Por qué habría de fingir que paso cuarenta minutos en el baño? (Hubo quien hizo algo por el estilo, y lo entiendo.)
Podría parecer que apoyo o soy parte del movimiento anti-taurino, pero tampoco. Las razones por las que no podría formar parte del movimiento, no caben en esta entrada; sin embargo, hay espacio para mencionar que en mi experiencia, más difícil que desafiar la postura dominante, es sostener una postura tercera.
Silvia Parque
Te comprendo. Yo me hubiera sentido igual. Un beso.
ResponderEliminarFue incómodo; pero me hubiera sentido peor de ser parte de algo de lo que no quiero ser parte.
Eliminar¡Un beso!
Te creas fama de rara y tienes que ir justificando tus motivos cada dos por tres, lo sé por experiencia, pero no me arrepiento, me agota negarme a participar en cosas que no me gustan, pero me agota aún más participar y sentirme imbécil.
ResponderEliminarUn beso Silvia
¡Claro! Puede cansarme participar en lo que no me gusta, pero sí participar sería verdaderamente agotador. Creo que lo más práctico para que una se canse lo menos posible, es dar las menos explicaciones posibles...
EliminarYo crecí sintiéndome rara, y me sentí bien de llegar a una especie de equilibrio con el mundo, que me permitía pasar un tanto desapercibida con mi "rareza"; pero viene la vida y me dice: o vives en tu singularidad o te "apachurras". Y no me quiero "apachurrar".
Un beso, Inmagina