En la adolescencia, el cuerpo crece disparejo: primero una parte y luego otra -creo que se nota más en los varones-. Así me canso yo, "disparejamente": primero los ojos, luego la espalda; algunas veces primero las ganas, pero casi siempre, primero los ojos. Y quiero seguir en lo que estoy, pero mis ojos quieren descansar.
Silvia Parque
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