viernes, 26 de agosto de 2011

Bye

Soy mala para despedirme.

Tuve que aprender que había que hacer algún trámite de dar vueltas entre el aviso de que una se va y la retirada efectiva. Yo solía simplemente decir "adiós", "hasta luego" o lo que correspondiera e inmediatamente después: me iba. En las reuniones, sigo empleando el "adiós a todos" en lugar de la despedida individualizada en la que se multiplican besos y frases. (Cuando niña, odiaba esperar a que los adultos se despidieran).

Me ocurre casi al revés con un par de personas, especialmente con una muy importante. La despedida suele parecerme demasiado rápida, suele dejarme un hueco: una sensación incómoda que explico suponiendo que faltó expresividad, claridad o algo. Si es posible, trato de remediarlo con una nueva despedida: llamo, alcanzo, detengo a la persona o me regreso. Es algo impráctico y a veces, tonto.

Silvia Parque 

No hay comentarios:

Publicar un comentario