Esta semana, dos noches he oído un disparo; la primera vez, cerca; la segunda vez, lejos. Pero ni de lejos me preocupa como el hecho de que la computadora se ha apagado unas siete veces en la última media hora. El problema es el cargador. Ya queda poco de su cable y deja a la lap, que no tiene batería, sin suministro de energía eléctrica. Pasa tan a menudo que ya le ha hecho daño.
Silvia Parque
Jolines. Vaya con la tecnología o el mantenimiento de esa oficina.
ResponderEliminarDisparos que no matan, eso siempre es bueno. Un abrazo
Sí, Albada, por este lado del mundo se aprecian mucho los disparos que no matan y pues, jolines con el mantenimiento de esta oficina :/
EliminarNo vas a preocuparte por unos disparos de nada pudiendo desenfundar el revólver para defenderte. Lo angustioso es que no funcione la computadora. Eres genial. :)
ResponderEliminarFíjate que con el que se oyó cerca, si nos situamos por un momento, lejos de las trayectorias posibles en relación con las ventanas; pero pues no se puede hacer nada más. Cuando me casé, viví en una colonia donde -en ese tiempo- era más o menos común oír disparos lejanos un que otro fin de semana. Una se queda en su casa, de la mano de Dios. Pero la computadora no solo es la base de mi comunicación con el mundo, sino mi herramienta de trabajo. Esta semana corregí un texto con mucho apuro y de pronto la lap se apagó, a unas horas del momento pactado para la entrega del archivo. Fue un segundo, porque es un "corto", es nada más que se queda sin electricidad, pero qué ñáñaras :S
EliminarJa! Eso si que es una tragedia
ResponderEliminarA los disparos, lamentablemente, nos vamos acostumbrando
Exactamente, Frodo.
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