Estaba siendo un lío acostarla. Se resiste. No quiere que termine el día. Leí ESTO hoy y quise tomármelo con calma, de nuevo. No sé si pueda hacerlo así muchas noches, porque tengo mucho quehacer y quiero un rato nocturno-adulto para mí; pero hoy decidí mirarla como la pequeñita que es: con recordar a mi bebita de meses, me cambió el chip; la disfruté, moviéndose, besándome, acomodándose. La acaricié, dejé de cantar cada vez que lo pidió -no le gusta que trate de dormirla-; sobre todo, no tuve intención de apurarla, no estuve pensando en irme, solo "estuve ahí"-eso siempre sale bien-.
Silvia Parque
Creo que la predisposición a dormirse de un niño es inversamente proporcional a la necesidad que tiene su madre de que lo haga.
ResponderEliminar¡Exactamente! ;D
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