miércoles, 18 de octubre de 2017

Por qué no soy feminista

Esta mañana, mientras respondía en Facebook comentarios a mi entrada anterior: ¿Quiénes acosan y abusan sexualmente de las mujeres?, pensé que alguien que leyera lo que estaba escribiendo podría pensar que soy feminista. Eso me honraría. Como he dicho antes: no lo soy. Ganas tengo, a menudo. Tengo formación en teoría de género, conozco lo elemental sobre el feminismo, estoy a favor de los planteamientos feministas, reconozco y agradezco el trabajo y los logros de las feministas -que por ejemplo, permiten que yo esté escribiendo esto-.

Una vez en clase -en licenciatura-, alguien dijo algo sobre mí: no recuerdo qué; lo que recuerdo es que respondí que yo era muy machista, creo que dije que era la mujer más machista que conocía. Mis compañeras me vieron como dudándolo o sopesando si estaba siendo irónica. Mi amiga del alma, junto a mí, les aseguró: "Sí: es muy machista". Ya pasó más de una década. Mi vida cambió y yo cambié. No soy muy machista: cargo con lo que me toca por haber sido criada en una cultura machista, pero hago conciencia y trato de moverme de ahí. Tal vez tampoco era exactamente "muy machista" en ese entonces; lo que pasa es que nos hacían falta otros marcos conceptuales para entenderme. Quién sabe. Por ilustrar: me sentaba junto a un amigo a calificar a las muchachas por su físico, asociando rasgos a conductas sexuales. Cosifiqué mujeres durante años, pero me parece que mis motivos se aprecian mejor desde otros marcos (por eso no soy feminista -no por haber hecho esas cosas sino porque "me parece que mis motivos..."-).

Pensaba esto cuando en mi muro apareció la siguiente publicación de Katya Galán, compartida por Edgar Mata. Copio y pego porque está en modo público. Yo puse negritas y subrayé.
"Hablando de feminismo, ninguna mujer que no ha se ha sentido agredida por el sistema y/o que no ha hecho conciencia de su valía como ser humano y del respeto que merece, se asume feminista. Son dos requisitos indispensables. 
El feminismo viene de la fuerza interna y de la seguridad de no necesitar de la aprobación ni de los hombres, ni del sistema para ser quien es.
No se trata de estar en contra de los hombres, ni de odiarlos ni de querer acabar con ellos, para que ni empiecen a victimizarse, sino de no necesitar su aprobación, son cosas diferentes.
El tercer requisito, me parece, es no creer en el concepto judeocristiano del perdón. Ese que se otorga como un privilegio más al agresor. Ese que se sustenta, además, en el mismo privilegio que, de inicio, fue causa de la violencia:
"TIENES LA OBLIGACIÓN de perdonar porque es tú padre -a veces tu madre-, tu hermano, tío, jefe, esposo..."
"DEBERÍAS perdonar, hazlo por ti misma, por tu tranquilidad..."
No perdonar, nos convierte automáticamente en culpables y, al agresor, en víctima.
De manera que, además de tolerar abusos, pareciera que la condena es hacerlo con bondad, amor y alegría "¿Qué clase de loca desadaptada y sin corazón podría no entender algo así?"
Creo que esta clase absurda de perdón es uno de los pilares del patriarcado, un pilar tan poderoso como la violencia institucionalizada, pues en él descansa la sumisión de las víctimas, lo que le permite se funcional como sistema".
Estoy de acuerdo. Solamente no comparto el concepto del perdón. Podría pensarse que cuando dice "ese que se sustenta..." está dando cabida a la existencia de ese y de otro. Pero me parece que usa "ese" para realzar la expresión, no porque crea que hay otros perdones. Decía pues que no comparto su concepto; pero sí sé que el perdón -al menos en nuestra cultura- es un perdón judeocristiano, que suele tomarse como obligación y que ha sido un pilar del patriarcado -como ella señala-.


A lo que voy:

No soy feminista porque el feminismo no es nada más conocimiento, es un movimiento: asumirse feminista es hacer un compromiso con dicho movimiento: un compromiso que no hago. Ese movimiento implica estar en lucha o resistencia, de una manera u otra, por una vía u otra -obviamente no "contra los hombres"- y no estoy dispuesta. Yo libro batallas y opongo resistencia a la violencia patriarcal por decencia, por sobrevivir, básicamente porque no queda de otra; pero no me comprometo con el movimiento. No podría no comprometerme con mi hija y con las hijas de las demás, no pueden no importarme las otras mujeres; pero eso no es lo mismo que comprometerse con el movimiento. Creo. Lo que digo no es algo que esté super pensado y concluido de una vez para siempre. La publicación de Katya me animó a escribirlo porque sus puntualizaciones me facilitan la exposición: para acabar pronto: no cumplo esos requisitos ni de lejos.

Sobre el primero y el segundo.- Hace falta apenas un poco de conciencia para que una mujer se sienta agredida por el sistema. Sé que he sido agredida por el sistema. Pero, ¿conciencia de mi valía como ser humano y del respeto que merezco? Obviamente diré que soy valiosa y merezco respeto; pero "conocer" algo no es haberlo asumido: no es haberlo interiorizado y vivirlo con naturalidad. Soy mujer. Soy madre. Soy talentosa para esto y aquello. Eso lo tengo interiorizado y lo vivo con naturalidad. ¿Que soy valiosa como ser humano, solita, sin hombre enseguida? ¿Igual de valiosa con y sin el hombre que me sujetaba? Claro que la respuesta correcta. De ahí a que pueda vivirla, hay un trecho. Y vivir cabalmente lo que es saberse digna de respeto está ligado con lo anterior.

Sé que a cualquier feminista le "falta" algo de un lado o del otro. Pero hay un punto en el que puedes decir que cumples con los requisitos (de los que habla Katya). Yo no puedo decirlo.

Además: creo en el concepto judeocristiano del perdón. Tal vez hay un feminismo en el que esto no tenga importancia, pero tal como yo entiendo al feminismo, sí que la tiene. Hay feministas creyentes: católicas, musulmanas, etc.; la fe no es incompatible con el feminismo; pero hay ejes del pensamiento que tienen que romperse para dar prioridad al feminismo como modo de vida: así es como entiendo el compromiso con el movimiento. Ese que digo que yo no hago.

Por último, lo que Katya habla sobre "el origen" del feminismo.- Fuerza interna no me falta. Pero yo la seguridad que tengo es de sí necesitar a los hombres para ser quien soy. De nuevo: sé la "respuesta correcta". Lo que quiero decir es que yo vivo esa necesidad. No estoy hablando de la obvia interdependecia: de que el mundo funciona con hombres y mujeres. No. Estoy hablando desde el contexto de la publicación. Yo he sido y soy dependiente de la mirada masculina. He sido esa mujer "amiga de los hombres*". Ya dice el video que todas lo hemos sido alguna vez, pero yo sí me instalé ahí muy a gusto y aunque estoy en proceso de moverme, a veces no me queda tan claro... Un pasito para adelante, medio pasito para atrás; dos adelante...

Silvia Parque

Resulta que tenía otra entrada con el mismo título: AQUÍ

6 comentarios:

  1. Se entiende clarito aunque es un tema difícil... Yo trato todos los días -a veces lo logro- el no ser machista... Saludos 🙋

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me da gusto darme a entender; sí me parece un tema complicado. En el camino andamos. ¡Saludos!

      Eliminar
  2. Es un tema complicado, pero se te entiende. Yo siempre he creído en la igualdad entre hombres y mujeres hasta tal punto, que no me considero feminista porque eso, en si, ya me parece una desigualdad. Creo que no me he explicado bien, me resulta difícil hacerlo.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es complicado, sí. Ser feminista no puede ser desigual o abonar a una desigualdad porque el feminismo no lucha por una posición de la mujer superior a la del hombre; lo que pretende es un trato equitativo: uno que podemos creer que es justo, que es lo que debe ser, que es lo que corresponde a una igualdad de hecho, pero que no existe todavía, al menos en muchos lugares del mundo.
      Un beso, Ambar.

      Eliminar
  3. Buenos días, Silvia.
    Primero, te agradezco la deferencia de prestar atención a mis letras.
    Como segundo punto te comento que, en la lógica estricta del "perdón" entendido como la renuncia a exigir la restitución de un daño, me parece que existen varios tipos de perdón y es por lo que hago la aclaración al referirme a "ese" perdón, al que señalo como pilar del patriarcado. Te podría poner ejemplos de otros tipos como el perdonar una deuda, perdonar un olvido, perdonar el daño causado en un accidente, etcétera.
    No todos los perdones tienen las mismas características.
    No todos los perdones implican esa obligatoriedad social y moral que se le da al perdón que sustenta la sumisión, pilar del patriarcado; ni siquiera todos tienen tan marcada la connotación emocional y es por lo que señalo la diferencia.
    Una vez aclarada mi percepción del concepto, paso a hacer otra precisión sobre los puntos que señalo como "requisitos" de una feminista. Creo que lo son, pero no en un sentido específicamente estructurado, más bien como una base de la que se parte. Es decir, la fortaleza interna es necesaria, así como es necesario el despertar ante el espejo para sopesar nuestro valor como seres humanos más allá de las coincidencias de nuestra estructura corporal y/o facial con las exigencias del sistema capitalista y, ciertamente, patriarcal; el hecho de no aceptar más que vales menos, que mereces menos o que tienes ciertas obligaciones de comportamiento o apariencia o trabajos no remunerados que te agreden física o mental o emocionalmente, son procesos que te llevan al feminismo en su definición básica o general, pero son procesos que se entienden y se viven desde realidades diferentes y, por tanto, tienen, para cada una, significados personales y variados. Además, de ese concepto general partes para, luego, y si es que así lo determinas, asumir una identificación con alguna de las corrientes o con varias, o parcialmente... o no.
    El asumirte feminista y el apegarte o comprometerte con alguna corriente o causa especifica son cosas diferentes y el feminismo tampoco implica que debas compartir ciegamente las ideas o el comportamiento de nadie.
    El feminismo lo único que hace, lo grandioso que hace, es empoderarte como un ser humano tan valioso como el que más. Realmente el único compromiso -derivado de esta ideología- es contigo misma. Así he entendido yo al feminismo y así lo he vivido desde que lo abracé.
    No creo que existan mujeres incompletas o a las que les "falte algo". Creo que es más simple: tenemos diferentes características porque de las carencias se crean fortalezas y sencillamente te vas equipando en la vida con herramientas diferentes a las de otras. Eso no es más ni menos valioso, es simplemente tu vida y tu personalidad que no ha sido creada en serie para poder hacer una ponderación de lo que le falta o le sobra a quién. Entender eso, me parece que es el primer paso para construirse como una mujer que asume su valía. Pero coincido contigo es que no se trata de un proceso fácil ni que tenga un punto en el que se pueda considerar concluido o completado. Es, más bien, una filosofía de vida.
    En cuanto a la religiosidad, te diré que yo percibo muchos puntos de incompatibilidad del feminismo con las religiones -aunque te mentiría si te dijera que he estudiado todas a fondo-. Conozco a la mayoría solo en sus conceptos básicos, con excepción del catolicismo -la religión en la que fui criada- pero eso me basta para concluir que yo no podría seguir una doctrina que me otorga el estatus de ser humano de segundo nivel, en mi imaginario eso no es congruente. Pero eso es solo mi percepción y considero a la espiritualidad de las personas un tema muy respetable y muy delicado como para meterme a “desevangelizadora” de nadie.
    Mi último punto es el tema que tocas de “la amiga de los hombres”. Te invito a leerlo en mi perfil de Facebook ya que esta entrada no acepta más caracteres.
    Abrazo feminista.
    Katya Galán

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Agradezco yo que hayas pasado por aquí y hayas leído lo que escribí. Te leo con atención y pienso en lo que dices. ¡Muchas gracias por ese abrazo!

      Eliminar