Yo me perdí la mayor parte de la ceremonia religiosa porque B no aguanta más que un ratito sentada y callada en una situación de ese tipo. Ya habíamos pasado por un mal rato a la hora de peinarla: tooodos los días la peino, pero ahora, en el momento debido, no le daba la gana. Le grité y por primera vez en sus más de dos años, se me escapó "pinche madre" en su presencia: bajito y hacia el otro lado, pero "pinche madre" al fin. Así que cuando en el templo, empezó a dar señas de que necesitaba moverse, salí con ella de inmediato. Pero esta entrada no va de eso.
Lo que quiero decir es que el matrimonio es genial. Ya sé que es nada más mi opinión, pero al fin este es un blog personal.
Cuando una persona joven se quiere casar, a menudo le dicen que antes viaje más, que se desarrolle profesionalmente, que conozca otra gente. Parecen decirle que "viva" y se divierta. Como si al casarse, eso fuera a terminar; incluso hay quien habla de "perder la libertad". Pero si te casas con una persona que comparte tu visión de la vida y tus preferencias, más bien se multiplican las oportunidades de disfrutar. Yo fui mucho más libre cuando me casé. Compartir la vida con alguien que para una es increíble hace de lo ordinario algo genial.
Silvia Parque
Yo creo que le vida hay que vivirla como viene, sin planteamientos a priori sobre si es mejor estar soltero, casado o mediopensionista. Quien se obsesiona con el matrimonio es muy fácil que termine equivocándose. Y a quien hace alarde de soltería para toda la vida, es muy probable que se le cruce una persona que lo lleve al altar como un corderito.
ResponderEliminarTienes razón :)
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