miércoles, 2 de noviembre de 2016

El fin del mundo para el papá de Iztacalco y para los que nos quedamos

En México, una especie de apropiación/adaptación del Halloween hace que niños salgan por la noche a la calle, disfrazados, a "pedir calaverita" (en lugar de exigir "truco o trato"); en mi rancho queda claro que se hace el 31 de octubre por la noche, pero acá hay quien lo hace el primero de noviembre, el día dos o los tres días para no desperdiciar. En eso estaban ayer un papá y su hijo que hoy están muerto y herido respectivamente, porque hombres con máscara de payaso les dispararon. Pasó en Iztacalco, Ciudad de México [NOTA].

Siempre han pasado cosas malas. Recuerdo que cuando oía a los Testigos de Jehová hablar de la inminente llegada del "fin del mundo" cuando era niña, no necesitaba mucha formación o información para saber que así como ellos veían al presente lleno de señales e indicios de cosas terribles, se le había visto antes. En cada época ha habido personas pensando: "las cosas están peor que nunca" y gente mayor sentenciando "está generación está perdida". De hecho, cerca de cada fin de siglo, la gente suele tener la sensación de que está en "el acabose".

Bueno, pues ahora me parece que la alarma ya no está tan errada... Tal vez haya sido peor vivir en medio de la peste negra europea [AQUÍ lo que dice Wikipedia]. Pero esta clase de descomposición social, terrible, que se expresa en brotes como los de la nota a la que me refiero en el primer párrafo, no creo que se haya dado antes y creo que es señal de "un acabose".

Como apunta Germán Castro, ha habido muchos fines del mundo ["Nota sobre el fin del mundo"]. Quiero ver qué pasa con este desde lejos.

Silvia Parque

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