miércoles, 25 de mayo de 2016

De preferencia, con café

Para muchos, el postre después de comer es algo que ha estado ahí siempre. Yo crecí en una casa donde usualmente no se servía postre. Había galletas u otra cosa por el estilo para comer a cualquier hora; también podía ir a la tienda a comprar lo que se me antojara, así que no vivía deseosa de algo dulce; pero no había la costumbre de servir postre después de la comida. Tal vez porque había mucha prisa por que terminaran los que estaban sentados, para que se sentaran los siguientes.

Me acostumbré al postre cuando vine a vivir a Querétaro y empecé a ir a los lugares de "comida corrida"... Recuerdo que me extrañó la cantidad de carbohidratos que servían; típicamente: sopa aguada, arroz o espagueti con un guisado que puede incluir papas, y un postrecito, a veces casi simbólico. Muy pronto entendí que en la economía a la que me estaba incorporando, la combinación de pasta, arroz, papas y tortillas, era necesaria para provocar la sensación de satisfacción.

El caso es que me acostumbré al postre, y ahora me hace falta. De preferencia, con café.

Silvia Parque

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