miércoles, 11 de mayo de 2016

B y las muñecas

B tiene un mundo de juguetes y cuatro muñecas (más una bebita pequeñita que entra en otro conjunto).

"Betsi" y "Rosita" llegaron primero. Antes de recibirlas, le había hecho muchas fiestas a una muñeca de su prima; sin embargo no le llamaron la atención como "muñecas": les probó las manos y los pies, y tomó para sí el biberón de Betsi. Luego, las dejó de lado un tiempo, y cuando se interesó en ellas, las usó de sonajas. Un día que azotaba a Rosita contra el piso, vi que le estaba maltratando la carita, y con toda la mano izquierda de la que fui capaz, la retiré de su alcance, y guardé las dos muñecas para después.

"Chiqui" fue la tercera en llegar; es una muñeca suavecita de las que están pensadas para bebés, así que ha vivido en su cuna siempre, y de cuando en cuando, B la muerde.

Hoy le presenté a "Ali", que fue uno de sus regalos de cumpleaños, y convivimos todas, excepto Chiqui, que se quedó en la cuna -creo que también ella pertenece a otro conjunto-. Hace unos diez días, más o menos, Rosita se integró a nuestro ritual de "antes de dormir". La pasamos bien juntas. Después de unos segundos de que la muñeca tiene su chupón en la boca, éste se enciende y empieza una melodía: ha sido mágico ver a mi niña aprender a esperar.

Por supuesto, iba a dejar que jugara con sus muñecas; pero no tenía prisa por dárselas, porque no quería alentar los roles de género tradicionales. Aclaro que no me parece que tenga nada de malo jugar con muñecas; solamente estaba guardando distancia para tener cuidado. Téngase en cuenta la siguiente ilustración:

       Una de mis sobrinitas empuja la carriola de su muñeca, visiblemente interesada en el desplazamiento del objeto: su lenguaje corporal y en general, los signos de la situación, dan para concluir que la niña está empujando algo con ruedas; de hecho, imprime velocidad y disfruta controlar la dirección del vehículo. Pero su abuela le dice: "estás paseando a tu bebé". Es muy probable que las siguientes veces, esté paseando a su bebé. Así los niños y las niñas aprenden cosas diferentes; en este caso concreto, se beneficia la inteligencia espacial de los niños.

Como parte del cuidado que tengo, le digo que son sus amigas -no sus hijas-. A ver qué quiere ella después. Será un honor que juegue "a la mamá", porque estará imitándome; pero que salga de ella, más adelante. Yo estoy con Franco Escamilla cuando bromea con que las niñas de tres años acaban todas estresadas, atendiendo bebés a las que tienen que alimentar y cambiar de pañal [AQUÍ el monólogo].

Pero llegó el momento de enseñar a B a tratar con las personas. Según yo, solo una vez ha "pegado-pegado": una niña como de tres años le estaba tocando los ojos, y ella dio un manotazo para deshacerse de la incomodidad. Defensa propia, digo yo. Pero cuando entra en confianza, es común que intente morder, y tiene unos modos bruscos que pueden lastimar a los otros... le gusta jalar el cabello, por ejemplo. Así que resolví sacar las muñecas y enseñarle a tratarlas bien.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Espero que a tu hija no le guste nunca la Barby Superstar. Es el único juguete que veté a mi ahijada para los Reyes. Preferí que si quería tenerla fueran otros los que asumieran la responsabilidad de regalársela. No veía qué podía tener de educativo jugar con una muñeca con pinta de putilla de lujo.
    Besos.

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    1. Yo también lo espero, Macondo. Y que conste que valoro un juguete no porque sea educativo, sino porque le divierta; pero los mensajes ahí están, y el mensaje de la Barbie no es el que quiero para ella.
      ¡Besos!

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