Creo que es la tercera vez que hacemos la misma ruta; sin embargo, en esta ocasión debíamos bajar de un avión y abordar otro en 27 minutos: un récord. Al menos ocho empleados hicieron equipo para que lo lográramos, pero al llevarnos por un atajo, perdimos segundos imprescindibles frente a un elevador que nunca bajó a donde lo esperábamos. Gracias a eso, nos quedamos sin vuelo y pasamos la noche en un cómodo hotel (cortesía de la aerolínea) donde disfrutamos una cena y disfruté un desayuno, que habrían sido espléndidos si B no tuviera las necesidades de bebé que corresponden a sus ya mencionados once meses casi doce. A la mañana siguiente, la emoción llegó al extremo en el aeropuerto: siempre había estado ahí, siendo dirigida por empleados para llegar de la puerta de un avión a la del otro; ahora me encontraba a mi cargo, y a cargo de mi criatura. Fui como una pueblerina de 1920 en el actual aeropuerto de Dubai. Concluí que necesito asistencia.
Silvia Parque
No me estreso con facilidad, pero lo has conseguido. XD.
ResponderEliminarBesos.
Sí que fue estresante !! Pero gracias a Dios, todo bien :D
Eliminar¡Besos!
No te preocupes. Los bebés crecen rápido. Un beso.
ResponderEliminarLa verdad es que quisiera que existiera la teletransportación :D Pero tienes razón :D
EliminarUn beso, Susana.
Qué bueno tener noticias tuyas, últimamente te prodigas menos. Viajar con niños es agotador, incluso sin niños es un poco estresante.
ResponderEliminarUn beso
¡Hola, Matt! Qué amable :) Estoy con muchas ganas de escribir varias entradas que traigo en la cabeza; no podía escribir después de la aventura del hospital porque traía atravesada esa experiencia; luego se pusieron ajetreados los días en la casa y enseguidita nos fuimos de viaje. ¡Pero estamos de vuelta! ¡Un beso!
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