Yo creo no me daba ese gusto desde que tenía unos dieciséis años...
Por ese entonces, mi novio adolescente tuvo el detallazo de llegar a la escuela con hielo, limón y chile, y prepararme un changuito, para satisfacer mi antojo (de otro modo habría tenido que esperar meses porque no estábamos en verano). No sé si ya había escrito eso; fue lindo.
Ya no tengo estómago para terminarme uno. De hecho, aunque lo disfruté mucho, creo que tuve suficiente para los próximos diecinueve años. Las cosas cambian.
Silvia Parque
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