Hace como diez años, una tarde, la señora A me prestó un sombrero para protegerme del sol mientras yo hacía reparaciones en su techo. Me pidió que me amarrara el listón que ella había puesto para sujetar el sombrero, pero no hice caso; me vio con el sombrero sin sujetar y lo volvió a pedir, pero seguí sin hacerle caso. Subí al techo y al rato bajé, supongo que por agua o al baño, no me acuerdo. La señora A me vio y volvió a pedirme, de la manera más atenta, que me amarrara el bendito listón. Le dije que sí. Pero no. Y el sombrero se voló. Pocas cosas me han dado más vergüenza. Ella no dijo nada.
Silvia Parque
Es una loable cualidad, tienes razón. La de veces que los padres nos lo podían decir. Todas esas en las que nos hemos creído más listos que su experiencia y el tiempo ha venido a darles la razón.
ResponderEliminarBesos.
Así es. A veces una tarda en darse cuenta, pero eso de que "más sabe el diablo por viejo..." es por algo.
EliminarBesos, Macondo.