Silvia Parque
lunes, 16 de noviembre de 2015
Viajar, pintar, tener sexo, amar, conocer, vender, socializar...
Creo que la pasión a la que te entregas al iniciar la juventud, después de la adolescencia, ya no la puedes dejar; tal vez la puedas transformar en otra cosa o mantener bajo resguardo, pero te habita para siempre. Por eso es vital la decisión de qué hacer luego del bachillerato (preparatoria, instituto...). No se trata de en qué vas a trabajar, ni de qué beneficios prácticos te traerá esto o lo otro, sino de cómo se marcará tu vida. Pero parte de lo mágico es que no lo sabes, aunque lo supieras.
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