Tampoco me parecía importante ser del rancho grande de donde vengo, pero cuando me instalé a vivir en Querétaro, me di cuenta de mis diferencias, extrañé lo que conocía, sentí evidenciarse y crecer los afectos por "lo de allá". Sé que cuando cambie de país, me pasará lo mismo respecto a México.
De cualquier modo, cambiaré de país, un día. Espero que mi hija viva su adolescencia en otro lugar del mundo. Me costará alejarme más -físicamente- de la familia extensa, pero tengo bien asumido que una ha de hacerse el camino por donde toca hacerlo.
Un día que fui de visita a mi tierra me di cuenta de que ya no era "de allá". A esta ciudad, sin embargo, nunca he podido hacerla mía; tal vez, más bien, nunca he podido hacerme suya. Resolví que no era de aquí ni de allá, sino de mi casa. Por eso, buscando destino para ir visualizando el futuro, hay varias cuestiones a tomar en cuenta, pero no tengo conflicto con estar donde sea; seré de mi casa.
Silvia Parque
Lo importante es ser feliz donde estés. Un beso.
ResponderEliminarSí que sí.
EliminarUn beso, Susana.
Aquí decimos 'uno no es de donde nace sino de donde pace'.
ResponderEliminarMe llama la atención que tengas claro que vivirás en otro país y me habría encantado que desarrollaras por qué no quieres que tu hija pase su adolescencia en México.
Creo que cambiar de país tiene que ser duro. Aunque yo lo habría hecho si fuera necesario. Pero habría echado de menos familia, amigos, costumbres, comida... Prefiero viajar fuera solo en vacaciones o para cortas estancias.
Un beso
En ese caso, escribiré una entrada sobre por qué prefiero a B en otro lado el mundo :)
EliminarYo creo que cambiar de país tiene que ser impactante, pero no necesariamente duro. A mí sí me parecería duro alejarme de mi familia, de la comida, pero no me habría resultado duro a los 22 años, por ejemplo.
¡Un beso, Matt!