Cuando nació B, llegó a mi vida un nuevo concepto: "felicidad orgánica". Los primeros días, contaba pañales mojados para saber que se estaba alimentando. ¡Qué alegría llegar al pañal número 4! ¡Y que los manchara! Y si durmió, y cuando despertó, y que quiere más leche... Hasta, de alguna extraña manera, es un gustillo verle un moquito, y un poquito de cerumen en la oreja, y cómo le crecen las uñas.
Ahora, además, he tenido pesares y miedos, también
orgánicos. Que tenga gases y le duela. Suponer que le ha subido la temperatura...
Me devuelve a lo esencial de la vida: lo material: el cuerpo. Una cuestión animal, supongo.
Silvia Parque
Es bonito estar en contacto con la vida. Un beso.
ResponderEliminarSí que sí :)
EliminarUn beso, Susana.