Así que, estimado lector, me permito aconsejarle:
Si usted sabe que tiene que atender sus muelas: no lo deje para mañana, hágalo ahora, después será más caro, en más de un sentido. Y si usted es flojo y/o displicente: no caiga en la tentación: no vaya a la cama sin haberse lavado los dientes.
Silvia Parque
Buenos consejos!
ResponderEliminarOjalá yo lo hubiera seguido :)
EliminarYo al dentista (salvo el económico) no le tengo miedo alguno. Será porque no me he hecho nunca daño. Voy como quien se va a tomar un café, porque primero me anestesia y después me da los buenos días.
ResponderEliminarBesos.
Así van al dentista los que se han portado bien ;)
Eliminar¡Besos, Macondo!