Como el espejo más grande de mi casa no es tan grande, y ha pasado de la cocina al patio, no me veo el cuerpo todos los días; bueno: volteo a verlo, pero no veo mi imagen reflejada. Mi encuentro con mi imagen suele darse en el baño del supermercado y en el baño del auditorio donde se reúne mi iglesia. Cada vez me sorprendo, y cada vez pienso lo mismo: ¡qué tamaño de panza!
Silvia Parque
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