jueves, 1 de enero de 2015

Pensaba en escribir lo que agradezco, y me quedé pensando en la posibilidad de agradecer

Dice mi abuela que "la gratitud es la memoria del corazón". En realidad, lo mismo podría decirse del resentimiento; pero no voy a ponerme chocante con la frase. Nada más competo: la gratitud es la memoria del corazón alegre.

El corazón sano es alegre.

Pero según por donde hayan andado, los corazones terminan con el esmalte desgastado, o con abolladuras o raspaduras; incluso retorcidos e irreconocibles. Se merma su salud y así no pueden estar alegres.

Agradecer devuelve la alegría al corazón, pero entramos en paradoja...

Lo que más agradezco a Dios, es haber restaurado mi corazón. Creo que fue su primer paso en la recuperación de mi alma, y agradezco infinitamente ese orden, porque es muy triste vivir con el corazón lastimado: no se puede amar plenamente.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Un corazón herido no puede amar. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que el corazón con herida regular, ama cuchamente. Y es que el corazón, ama, para eso está hecho. La herida tiene que ser muy profunda para que no pueda amar...
      Un beso, Susana.

      Eliminar