Yo amaba el frío -todavía me gusta-; pero el frío que conocía era el que se vive en una casa caliente, con agua caliente y comida caliente, transportada en automóviles con calefacción, sin preocupación alguna por lo que iniciara o mantuviera esa agradable temperatura.
Del mismo modo, en mi casa solía haber los mismos productos siempre: las mismas marcas, a veces en la misma presentación durante años: todo entre los límites de lo bueno.- Así que no conocía la mala calidad.
No sabía que hay shampoos que no sirven. Recuerdo el primero que compré: a la semana perdió el color y el aroma; el segundo, me dejó el cabello como alambre, espantoso. Y sigo descubriendo cosas. El mes pasado: que hay fibras para tallar los trastes, que los rayan y se deshacen.
Silvia Parque
Jajaja estoy en una situación similar, aunque el calor de la persona amada durmiendo a nuestro lado vale ciertos sacrificios ¿o no? :) Así se comienza, desde abajo.
ResponderEliminarDe estos pequeños "sacrificios", los vale todos ;) Disfruta esta etapa. Yo recuerdo con cariño estos descubrimientos.
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