Todos nos merecemos respeto por parte de todos, porque somos personas; valemos lo mismo, por supuesto. Pero no somos iguales: no somos lo mismo cuando ocupamos una posición diferente a la del otro. Así que no: no se trata igual al compañero de juerga que a la mamá. Pero el trato de consideración y hasta de miramiento, que merece por ejemplo, la mamá, habría de merecerlo; que su posición se lo otorgue, digamos, por default, provoca mayor deber moral de ella respecto a lo que honra la identidad que está encarnando. Más sencillamente: quien se encuentra en un lugar de autoridad, de cualquier tipo, pero sobre todo de autoridad moral, debe ser la primera persona en respetar, la persona que pone el ejemplo. Saberlo y asumirlo no va a impedir que un ser humano se equivoque, explote, se descuide y deje crecer algo del moho de la vileza; pero sí va a hacer que el error se reconozca, que se exploren mejores maneras.
Silvia Parque
Vengo a desearle unas felices navidades a la chica que conozco que dice más cosas con menos palabras.
ResponderEliminar¡Me encantas!
Besazo triple, hermosa
¡Dolega, me haces el día! :D Es un honor. ¡Feliz navidad para ti y para todos en tu casa! Bendiciones a montón.
Eliminar¡Besazo triple!