viernes, 8 de agosto de 2014

Alegría

Se menosprecia la alegría. La gente defiende la libertad, al menos habla muy bien de ella y quisiera tener recursos para defenderla; a la dignidad la ponen junto a la libertad y ya la tiene hecha. (Los pueblos defienden su soberanía porque la gente defiende la libertad y la dignidad.) A la alegría, muy rápido se le hace a un lado; queda mal estar alegre cuando parece que todo va mal; da pena su brillito entre inocente e ingenuo, a un lado de la preocupación y la ocupación. La paz sí se aprecia; no tanto como para guardarla en perjuicio de la libertad y la dignidad, pero se lamenta mucho su pérdida.

A mí ni la libertad, ni la dignidad, ni la paz, me harían sentido sin la alegría. Defiendo que no hay obligación de alegría ni de felicidad, pero eso no significa que no las elija para mí y las desee para los míos.

Me dispongo a permanecer alegre, en medio de lo que pase. Me alegra que Dios exista y saber que seguiría existiendo aunque nos matáramos todos. Me dispongo a volver a sonreír y a adorarle cada vez que conozca una noticia terrible, cada vez que caiga en la cuenta de que me equivoqué otra vez. Es mi pequeña rebelión personal; creo que ahí van mi libertad y mi dignidad.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Me conformo con la alegría a ratitos, más fácil que la felicidad, pero tampoco es un estado que yo considere permanente, en realidad lo mío es una alegría sombría, un reír por no llorar, pero la busco y no paro hasta encontrarla. Primero el bajón, luego coger distancia y después reír. Tampoco tengo muy claro si tomarse las cosas con sentido del humor es lo mismo que estar alegre, creo que se complementan, y una cosa te puede llevar a la otra, pero no es exactamente lo mismo, creo que la alegría es más espontánea, y sale de más adentro.
    Ya vuelves a liarme jaja.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo ahora no me conformo más que con todo ;) La alegría la tomo por decisión, pero creo como tú que es espontánea y sale de adentro: entre más "verdadera" o "pura", de más adentro. El truco, en mi experiencia, es ir a ese lugar-adentro de donde sale; una no la "saca" de ahí: ella sale; pero una sí puede visitar ese lugar, y ella, en automático, procede... a ser. En mi caso, ese lugar es nada más que un recordatorio de la presencia del Padre, así que es un ir adentro para ir hacia fuera.
      Sigo creyendo que es, entre una monserga y un sinsentido, decirle a la gente que se alegre o que sea feliz. ¡Si no es como bañarse o como vestirse! Pero ahora me estoy fijando en qué tan fuera de lugar queda estar alegre, muchísimas veces. Como yo ahora estoy la mayor parte del tiempo en mi casa, sola, nadie puede mirarme mal o juzgarme de ningún modo, si estoy muy alegre; pero hay una interiorización de los límites de la alegría, a la que ahora me rebelo.
      ¡He dicho! :D
      ¡Besos, Inma!

      Eliminar