Las moscas son atraídas por el dulce; pero como se juntan y reproducen en la basura, podría creerse que les gusta todo. Ya había notado que los frijoles no les llaman la atención, pero de cualquier modo, los sobrevuelan: exploran: prueban. En cambio, ni se acercan a las espinacas.
Hay unas mosquitas pequeñitas que se reproducen como si de ellas dependiera la salvación del mundo, cuando se queda por ahí una cebolla a la mitad, o cuando un pedacito de cáscara se ha separado de su fruta. También ellas se deslindan de las espinacas.
Silvia Parque
Es que tontas no son! Jajaja
ResponderEliminarListísimas, ellas ;D
EliminarPues nunca me había fijado en eso, será cuestión de probar a sembrarlas en la ventana a ver si las espanta...
ResponderEliminarBesazo
¡Anda!, mira, eso no había pensado, pero puede ser ;)
Eliminar¡Beso, Dolega!
:D ¿Qué serías, Zum? Yo: hormiguita trabajadora, no.
ResponderEliminarPara mí, las espinacas: en crema.
¡Buena identidad!
ResponderEliminarUna libélula??!! Aaarggg yo de ser un insecto sería... Una desgraciada! Qué ascooo jajaja
ResponderEliminar:D :D tal vez te darían asco las partículas de polvo, y te quedarías quieta-quieta en tu salita de insecta, cuando una particulita se posara en mesita de insecta :D :D
ResponderEliminarJajajajajajaja seguro!!
ResponderEliminar;)
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