Tengo permiso para estar satisfecha en la condición en que me encuentre -y casi siempre soy total y directamente responsable de ella-. No tengo que satisfacer parámetros; ni siquiera los míos. Mis compromisos son pocos y no me arrastran ni los arrastro: me conducen.
Tengo permiso para expresarme, y para no dar explicaciones. Soy una persona adulta, señora de un pedazo del mundo. Voy dándole voz a mis palabras y adueñándome de los silencios que me hacen falta. Eso ayuda a dejarle a los otros, el peso y el crédito de lo suyo.
Tengo permiso para avanzar y para detenerme. Ahora no retrocedo; pero si creyera que eso es "lo que toca", tengo permiso hasta para eso.
Silvia Parque
Nada mejor que sentirte responsable de tu vida. Un beso.
ResponderEliminar¡Sí! Eso nos da poder sobre ella :)
EliminarUn beso, Susana ;)