Nacemos a la herencia cultural de nuestra comunidad y de nuestra familia, que determina, de inicio, si dormiremos en la cama junto a mamá, en la cuna junto a la cama de papá y mamá, o en la cuna en la habitación de junto -hubo un tiempo en algunos lugares europeos, en que los bebés de familias pudientes dormían -puesto que vivían- en casa de una nodriza- Así se nos va indicando el lugar que nos toca, durante años. Variantes de "siéntate aquí" o "no te vayas a salir", nos mantienen a raya. Vamos asimilando y asumiendo cuál es nuestro sitio en el mundo, con cada experiencia social -en el aeropuerto, los niños en la fila de abordaje VIP, aprenden que ellos van adelante-. Este aprendizaje incluye una advertencia sobre el lugar que va a correspondernos en el futuro.
Como lo humano es complejo, recibimos mensajes dictaminadores que nos convienen, junto a otros tanto que no nos convienen. Esta carga a veces conduce a un lugar gris -o de plano, a uno cutre-. Pero si un día hacemos una pausa, podemos notar que hemos crecido, que cabemos o no cabemos en el lugar donde estamos, y que podemos ir a donde quepamos mejor: ese lugar que nos corresponde. Nadie más que una misma sabe cuál es. Para la persona cristiana es un espacio digno de una hija o hijo de Dios.
Silvia Parque
Buscar tu lugar es una tarea de toda la vida. Un beso.
ResponderEliminarPuede que sí, para algunas personas, y valdría la pena. Pero quiero pensar que una puede encontrar su lugar un día, y dedicarse toda la vida a ocuparlo :)
EliminarUn beso ;)
Muchas son las cosas a tener en cuenta el día que uno decida ser padre/madre. Interesantísima esta entrada.
ResponderEliminarCómo no. Una de las decisiones más trascendentales de la vida.
EliminarQué fortuna poder compartir las ideas ;)