miércoles, 16 de abril de 2014

Trampa

Me recuerdo batallando con la "tabla del nueve". Se acercó una de mis tías, me dijo: "mira", y me mostró una columna de 9, 8, 7, 6... 0, que bien combinada con otra columna de 0, 1, 2, 3... 9, formaba los resultados que debía aprenderme. Recibí el recurso mnemotécnico como si fuera la clave para hacer trampa; creo que ni "gracias" dije, de tan en secreto que quería dejarlo.

Con los años, encontré que lo común es que sea al revés: damos por bueno lo que es tramposo. Muchos aprendimos a no hacer trampa "hacia afuera": en la escuela, en el trabajo, al mercar; pero pocos aprenden lo necesario para no hacerse trampa a sí mismos. Creemos que estamos siendo listos tomando un atajo para algo que debemos resolver paso por paso; nos quedamos con la primera impresión de algo que requiere repensarse, seleccionamos la información para encontrar confirmación de nuestros supuestos; sobre todo, atribuimos nuestro comportamiento a causas que el corazón sabe que no son "la causa" de lo que hacemos.

Silvia Parque

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