jueves, 13 de febrero de 2014

El primer malabar

Antes de aprender a conducir, me preguntaba cómo era posible que el conductor estuviera pendiente al mismo tiempo del volante y los frenos, del ruido del motor y los ruidos de afuera, de los coches de atrás, de adelante, de los lados, de las señales de tránsito, de los peatones, y en su caso, hasta de la conversación con la persona de junto. Todavía me parece sorprendente si lo pienso. Evidentemente, una no conduce pensando en todo lo que tiene en la conciencia.

Cuando me parece que algunos aspectos del mundo adulto son apabullantes, pienso que es simplemente la impresión de antes del primer malabar.

Silvia Parque

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