lunes, 25 de noviembre de 2013

Jeremías, Foucault y las posibilidades del poder

Según aprendo de la película del profeta Jeremías: hay que hacer lo que hay que hacer.

Asumiendo con Foucault que todas las relaciones son relaciones de poder, siempre hay al menos un momento en el que tenemos poder frente a alguien, sin contar esas relaciones en las que por nuestra posición, tenemos poder, digamos "establecido". Junto con el poder viene una responsabilidad no solamente con las otras personas, sino con nosotros mismos, y a veces se pone dificultoso... puedo ignorarte o tomarte en cuenta, puedo hacer lo que creo es mejor para ti, lo que creo es mejor para mí, lo que creo es mejor para ambos; pero todo esto, en medio de la complejidad humana, puede ser más que difícil. Puedo resolver que haré lo mejor para ti con la salvedad de que no me dañe, o lo que es mejor para mí nada más si me aseguro de que no te perjudica, o las múltiples variantes en grado que esto pueda tener, sin contar con que puedo engañarme a mí misma con "qué es mejor" o "qué hago por ti y qué hago por mí", y sin contar, además, con la distancia entre lo que resolvemos y cómo atinamos a movernos en los hechos.

Lástima que como le pasaba al rey con el que hablaba Jeremías, a veces no escuchamos o aceptamos qué es lo que hay que hacer.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Uhhhh!!!!!!! Demasiadas variables, las suficientes como para preferir no tener ningún tipo de poder sobre nadie, asumo las responsabilidades que no me queda otro remedio asumir respecto a los que dependen de mí, y lo hago seriamente, pero por gusto no asumo ni una más.
    Besos ¿Ya tienes internés?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Definitivamente, el poder es como una papa caliente; yo también prefiero el que "me toca porque me toca".
      Todavía no tengo internet "bien" en casa, aunque ya me han dado el modo de conectarme para "emergencias" :) Entretanto, escribo rapidito de contrabando en el trabajo ;)
      ¡Besitos, Inma!

      Eliminar