A mí las cosas buenas y malas se me instalan en la panza; sobre todo las malas (me dejan una especie de náusea que da lata para comer). Las cosas tremendas las siento en el pecho. Las cosas de drama, entre los ojos. A veces, pasa algo que me recorre desde la panza hasta el espacio entre los ojos, y que me deja adolorida.
Recordar que somos cuerpo, recuerda también que somos finitos, y eso recuerda que si nosotros vamos nada más pasando, todo lo que nos pasa, también.
Silvia Parque
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