A las tortugas se les quiere porque sí... en realidad, se les quiere porque se les cuida, porque gusta verlas, etc. Pero da la impresión de que se les quiere por nada, porque ellas ni caso del humano que ante la sociedad, es su dueño.
Me dicen que sí reconocen a quien habitualmente las alimenta. En cualquier caso, no se alegran de que una haya llegado después del trabajo, ni van a subirse al regazo de una para ser achuchadas. Ellas a lo suyo. Y de todas formas, se convierten en parte de la familia.
Silvia Parque
Yo también tuve tortugas y creo que me conocían. Un beso.
ResponderEliminarAhora voy a poner atención, a ver :)
EliminarUn beso, Susana.