domingo, 29 de septiembre de 2013

La trascendencia del límite: el trabajo en el trabajo

El viernes hice algo trascendental. 

El jueves recibí una solicitud en el trabajo, que implicaba dedicarme esa jornada y la del día siguiente, a lo que prefiero hacer. No en las condiciones en las que preferiría hacerlo, pero lo que prefiero hacer. Para contextualizar lo trascendental de mi acto, hay que decir que me fue sugerida una asociación entre tal actividad, y la consecución de un puesto que me convendría. 

El jueves requerí salir temprano del trabajo para hacer un trámite, pero repuse las horas en casa. De cualquier modo, al final del viernes no había llegado ni a la quinta parte de lo que me fue encomendado. No es que sea especialmente lenta, a juzgar por lo que otras personas tardan en hacer lo mismo; era demasiado para dos jornadas... podía terminar saliendo tarde y trabajando el fin de semana; pero abandoné la tarea a mi hora de salida del viernes.

Me dio pena porque las personas que debían entregar el trabajo se quedaron en ello, y creo que contaban con mi colaboración. Sentí culpa porque había una razón que hacía necesario que la cosa quedara lista. Pero al trabajo hay que ponerle límites para darle espacio a lo que no es el trabajo. No faltan razones de peso para quedarse un rato más o llevar tarea a la casa. Nunca va a ser un buen momento para decir que lo lamentas, pero tienes planes -cualquiera que sea el plan-. En mi caso se añade la dificultad de que me gusta lo que hago y en este caso en particular, era una de mis actividades favoritas; pero seis horas son suficientes para una actividad de ese tipo, por favorita que sea. 

Así que dejé el trabajo en el trabajo. Y dejo al mundo rodar.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Creo que haces bien, aunque es difícil, el sentido de responsabilidad se impone muchas veces, y no te deja disfrutar si decides dejarlo de lado.
    Besos

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    1. Es la primera vez, Inma; no digo que antes no hubiera dejado el trabajo en el trabajo, pero nunca cuando se necesitara de mi colaboración, al menos no estando sana. ¡Y me sentí muy bien!
      ¡Besotes!

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