En algún momento -no a todos les pasa- dejé de sentirme completamente "en casa" cuando era niña. Pero tuve mi recámara, que era mi sitio -completamente mío-, totalmente hecho a mí: gobernado a mis anchas.
Conforme crecía, la recámara iba quedando muy dentro de esa casa, y yo en repliegue me envolvía en las sábanas, a pensar y a sentir hasta volver al lugar de estar a gusto y segura: el sitio de hacer lumbre: un cuerpo.
Lоs artіculoѕ me gustaron mаs perо no eѕtа mal :
ResponderEliminar)
Νoticias simіlаreѕ ... Glorіа (http://www.blogigo.com)