jueves, 10 de enero de 2013

Fui a comprar una agenda

Unas eran muy grandes y otras muy pequeñas. Unas con demasiado texto y otras con largas listas, por ejemplo, de restaurantes que no están en donde vivo. Yo quería una bonita y funcional; que su aspecto fuera una de las motivaciones del día, y que le sirviera al modo en que me organizo. Tampoco fui a una de esas tiendas de papelería donde verdaderamente hay de todo; fui al supermercado, y ni siquiera a uno de los "megas" o de los que son famosos por tener muchos productos de importación. Había suficiente variedad, pero de pocas marcas, así que la variedad era más superficial que sustancial. Yo pensé que encontrar menos variedad se compensaría con un buen precio rebajado, pero parece que no tienen miedo de quedarse con sus agendas el resto del año -o que las rebajas las ponen mañana-. En cuanto al aspecto, había unas muy serias sin chiste, otras con pinta ejecutiva económica sin mucha gracia pero con portada no-inarmónica, y las graciosas; yo quería una graciosa pero fue difícil encontrar una "término medio": hadas, monstruos, flores, gatitos, perros, multitud de adornos, garigoles. ¿Era muy difícil hacer una, por ejemplo, con figuras geométricas? ¿Cuál de todas esas compraría un hombre joven al que le guste tener cosas que se vean bien? No pretendía encontrar una que fuera "mi estilo", me gusta tener cosas que no son exactamente-yo... otros años me hice la agenda yo misma, pero eso implicó un montón de tiempo y energía para un "producto" de poca "presentación". Así que compraría una agenda bonita, y mejor hoy que mañana porque si no, estaría desperdiciando muchas hojas-días del primer mes. Sin embargo, en el universo de agendas consultadas, ninguna cumplía mi requerimiento de cuatro espacios: para la planeación anual, para la planeación mensual, para la planeación diaria y para notas. Todas tenían diferentes combinaciones de estos espacios, pero no los cuatro.

Finalmente encontré una opción entre las agendas para estudiantes; en la portada, un simpático insecto me sonríe.

Silvia Parque 

4 comentarios:

  1. Jeje, las agendas...todo un mundo, yo en diciembre siempre me compro la siguiente, porque no sé vivir sin agenda, apunto desde citas y cosas importantes, hasta pequeñas tareas domésticas, todo, todo, tanto me he acostumbrado a ella que me preocupa porque no ejercito la memoria, lo que no está apuntado en la agenda no existe.
    Me da igual la portada, pero debe ser de anillas, un día por hoja y bien grande la fecha. Después de gastarme durante años bastante dinero en ellas, como 20 euros, descubrí que en los chinos las había por 5 euros, el papel es de mala calidad, demasiado fino, pero la diferencia de precio me compensa, total hace igual su función, y hala! ya te he contado toda mi vida "agendil".
    Besos preciosa

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    1. Yo era muy-muy estructurada, también todo estaba agendado, entonces estuve sin agenda hasta que algo no salió, necesitaba que algo no saliera para perderle el miedo a la posibilidad de que algo no saliera :) Luego me costó un poco volver a agendar. Me importa que sea bonita porque me motiva a hacer lo que dice que toca hacer :)
      ¡Besos!

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    2. hum! cuanta razón tienes...el miedo a la posibilidad de que algo no salga, pánico a no tenerlo todo bajo control, mucho me ha costado perder esa obsesión por el control, a base de darme cuenta de que es imposible controlarlo todo.
      Besitos

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    3. Y vaya que se descansa dejando que el mundo gire. Todavía me falta en ese camino, pero estoy mucho más relajada que antes.
      ¡Besos, Inmagina!

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