Un día una piensa en cuántos años tiene, en cuántas olimpiadas, cuántos presidentes, cuántas navidades le cabrán a lo que dure la vida. Un día el cuerpo se porta diferente; entonces una se queda mirando el reflejo en el espejo, y la cara es tan familiar, tan similar a la que siempre ha llevado una consigo, que es raro.
Silvia Parque
El tiempo pasa sin enterarte. Me parece estar oliendo esa cesta de frutas. Un beso.
ResponderEliminarSí; hay que parar a cerrar los ojos, a respirar profundo, para estarnos enterando de que el tiempo va pasando.
Eliminar¡Un beso!