Fui a explorar posibilidades de controlar la amenaza de un par de juanetes y recibí el anuncio de la condición cóncava de mi arco plantar. Varios signos y síntomas que yo tenía casi normalizados pueden atribuirse a esto; algunos de los signos están ahí desde que era niña: me pregunto por qué ese par de pediatras afamados que me reconocían periódicamente, no lo notaron nunca.
Es muy fácil detectar el problema: basta ver cómo es la huella que deja la niña (o el niño).
Silvia Parque
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