En mi primer semestre en la universidad -como estudiante-, dormía un rato en lo que empezaba la primera clase; con los días, varias compañeras fueron uniéndose al sueño: nos acomodábamos sobre el escritorio, en el piso, extendiendo el cuerpo en dos bancas, etc. Entrábamos a las siete de la mañana y estábamos normalmente desveladas.
Puede parecer casi lo mismo que vi, pero era diferente. Aunque desconozco el caso del bello durmiente de hoy, sé que forma parte de una población de estudiantes en la que muchos trabajan por necesidad, incluso tiempo completo. Nosotras, no.
Silvia Parque
Me temo que en España si se duermen es porque vienen de pasar la noche de juerga, así que no tienen excusa. Un beso.
ResponderEliminarEstoy encontrando varios comentarios del 2012 a los que no respondí. Qué pena.
EliminarUn beso a la distancia, Susana.