[En correspondencia con la Campaña por la abolición de la obligación de la felicidad, prefiero esta forma de verlo, que aquella desde la cual cometer errores no es "hacerlo mal", o bien, cometer errores de tal tipo o en tal número no es "hacerlo mal", o bien, si se cumple el propósito, se está haciendo bien. Creo que habría que perderle el miedo a "hacerlo mal".]
Hace un par de décadas, inició en algunos medios psicologizados, un propósito por "hacerlo bien" en la crianza, que generó algo así como una sobre-conciencia de la posibilidad de error. Lo que se requiere no es que los papás y las mamás "lo hagan bien", lo que se requiere es que hagan lo que puedan, con amor.
Especialmente en esta cuestión, aplica la cita de San Agustín. Los padres y madres a los que hay que hacerles reproches, son sobre todo los que no hacen.
Silvia Parque
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