lunes, 9 de enero de 2012

Hasta dónde

Leo una crítica a un comercial de la televisión peruana, de hace más de un año (el comercial y la crítica). Según la autora, se estaba humillando a un niño, se le había convertido en objeto, como tantas veces se hace con el cuerpo de las mujeres.

A mí el comercial me pareció divertido. Y me confundí.  Ahora desearía haberle puesto más atención a Freud con lo de los chistes. El chiste tiene qué ver con la desgracia de alguien. Es desagradable y políticamente incorrecto hacer chistes con las desgracias de los cercanos; pero si están lejos, se admite porque no se les alcanza a percibir como personas.

Yo también me reí de algún chiste de Ninel Conde; pero me pareció que pobre mujer, que no me gustaría ser el blanco de los chistes del país, que su familia pasaría apuros, así que dejé de participar en el carnaval a su salud. Entendí que los demás siguieran en él; una figura pública se expone; sin embargo, eso no es en realidad una disculpa para la burla.

¿Qué tan en serio es? Cuando era niña y otro niño salía llorando, en mi casa decían cosas como "es que no saben jugar bien" o "es que no sabes hasta dónde". Creo que tiene que ver con eso. Pero ahora mismo no sé cómo.

Silvia Parque

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