Con mi reconocimiento a Liz y Pepe
He almorzado tostadas de ceviche. "Blanco", dicen aquí, para el que está cocido en limón.
Mi primer encuentro con él no fue la gran cosa; lo probé con sospecha ante la verdura y lo medio crudo, y dictaminé un: "es comible". Años después conocí una versión sonorense de incomensurables efectos; apenas logré obligarme a dejar de comer, oliendo el pescado impregnado de cuantacosa y con la boca llena de sabor, queriendo más.
Luego descubrí un buen lugar en el mercado; de las pocas cosas que me hacen disfrutar el mercado por la mañana. Es una delicia, y el gusto dura para el domingo entero.
Silvia Parque
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